EL CUERVO Y LAS PLUMAS
En lo más profundo del bosque, se oía con frecuencia descutir a multitud de pájaros sobre cuál de ellos era el mejor y el más hermoso.
-Mi voz cantora es la mejor del bosque -decía uno.
-No seas tonto. Mis plumas son las más bellas -decía otro.
Incluso empezaron a pelearse por la comida, amenazándose unos a otros con gran alboroto.
De este modo, las aves de aquel bosque se pasaban los días discutiendo. Un día, una ninfa del bosque, muy preocupada por esta situación anunció:
-Voy a elegir el ave más hermosa de vosotras para que os gobierne como rey y restablezca la paz y la armonía.
Entre las aves se produjo un gran nerviosismo.
Cada una de ellas se consideraba la más hermosa, y ninguna cedía este privilegio a las demás.
El águila inflo su pecho orgullosa, y dijo:
-Ese título me corresponde a mí, puesto que soy la más fuerte y hermosa.
El pavo real, riéndose al tiempo que abría su cola, dijo:
-Todo el mundo se rendirá cuando yo muestre mis plumas.
Al ver la hermosa cola del pavo real, muchas de las aves se dispusieron a marcharse.
-¡Oh! Eso no es nada. Tus plumas no tienen comparación con las mías -aseguró el ave del paraíso.
En medio de toda esta confusión, sólo el negro cuervo había estado suspirando tristemente al mirar al resto de las aves.
-¿Por qué somos tan negros los cuervos? -se lamentaba mientras contemplaba su reflejo en el estanque.
Entonces, un cisne blanco que estaba lavando sus alas, ordenó a las aves:
-¡A lavarse todo el mundo, o ninguno será rey!
Al ver la hermosa figura del cisne blanco, todas las aves dejaron de discutir y se zambullearon en el estanque para restregarse las plumas, diciendo:
-El cisne tiene razón. Debemos lavarnos bien.
El cuervo se unió a ellas y se restregó como las demás, pero a pesar de todos sus esfuerzos no cambió de color: su reflejo en el estanque era más negro que nunca.
Cuando todos se habían marchado, sólo quedó el pobre cuervo, que no dejaba de pensar:
-Yo nunca podré ser rey.
En aquel momento, vio en medio del estanque las plumas de varias aves que flotaban sobre el agua como hermosas hojas caídas.
-¡Tengo una idea! -exclamó el cuervo.
A continuación recogió todas las plumas y las pegó sobre su cuerpo con resina de pino.
-Cubriendome con las plumas de otras aves me he convertido en la más hermosa de todas -dijo triunfante.
Por fin llegó el día de elegir rey, y todas las aves fueron desfilando ante la ninfa con las plumas muy bien arregladas.
Señalando al cuervo, la ninfa declaró:
-Tú eres el ave más hermosa. A partir de hoy, serás el rey de las aves. Mantén la paz en el bosque.
A las demás aves no les agradó esta decisión y comenzaron a picotear al cuervo, arrebatándole las plumas que se había pegado sobre su cuerpo. El cuervo recuperó su color negro natural, además de recibir muchos cortes y magulladuras.
-¡Ah! ¡De nada sirve utilizar las plumas de los demás como si fuesen mías! -exclamó arrepentido.
Moraleja: No está bien decir que son nuestras las cosas o los méritos de los demás.
LA HERMOSA (lunes, 27 junio 2016 23:54)
ME ENCANTA esta muy bonito muchas felicitaciones iiiiiii
abril (jueves, 16 junio 2016 21:31)
buenisimo
camilo (domingo, 27 marzo 2016 17:13)
pues yo no entendi la moraleja pero bueno me GUSTAN LOS OTROS COMENTARIOS
Hugo (viernes, 11 marzo 2016 10:01)
Me parece muy bonito y un poco triste. Sobretodo me gusto la moraleja, no está bien que son nuestras las cosas o los méritos de los demás. Porque eso es lo que cuenta el cuento.