SILA Y NITA

Nita era una niña feliz a pesar de ser la única niña de la aldea. No jugaba con los demás niños ya que éstos no la dejaban participar en sus juegos, aunque a Nita esto no le preocupaba. Todos los días

se acercaba a ellos, pero éstos siempre respondían de la misma forma.

-¡Fuera de aquí niña!

-¡No hay sitio para ti!

-¡Vete lejos o verás!- Le gritaban mientras le lanzaban piedras.

En realidad ella no quería jugar, si no invitarlos a que la acompañaran al bosque para conocer a

Sila, su única y verdadera amiga a la que visitaba cada día. Hiciese frío o calor, lloviese o quemara el sol, no había día que faltara a su cita.

Era una tarde soleada de otoño, Nita se adentró en el bosque y vio la ruta a la que se dirigía. Allí, distinguió el inconfundible manto blanco de Sila y echó a correr hacia su amiga invadida por la emoción.

-¡Sila, Sila!- gritó con entusiasmo.

-Oh Nita, qué alegría tenerte de visita una vez más.-Contestó Sila con tono alegre. Nita llegó a su

altura y abrazó su cuello con todas sus fuerzas.

-Oh Nita, qué alegría sentir tus abrazos una vez más.- Dijo Sila al tiempo que giraba la cabeza

hacía Nita y abría su gigantesca boca llena de enormes dientes afilados. Con la suavidad que acostumbraba la cogió del cuello de la camisa y la levantó del suelo poniéndola sobre su lomo.

-Agárrate fuerte y no te sueltes.-Dijo cuando la tuvo sentada sobre ella.

-Sí Sila.- Dijo Nita mientras agarraba los largos pelos. En ese instante y con la elegancia y

suavidad que la caracterizaban, se elevó del suelo y comenzó a volar hacia las pocas nubes que vestían el cielo.

-¡Bieeeeeen!- Gritó Nita -¡Más rápido! ¡Más alto!- Gritaba entre sonoras carcajadas.

-Oh Nita, qué alegría volar contigo una vez más.

Pasaron la tarde surcando el cielo entre risas y gritos de alegría, hasta que una columna de humo tras la montaña llamó la atención de Sila.

-Oh Nita- Dijo con voz triste.-Algo se quema tras la montaña. ¿No es allí donde se encuentra tu aldea?- De pronto, Nita calló mientras observaba asustada la gran columna de humo. Sila puso

rumbo hacia ella volando a gran velocidad. Como sospechaba la aldea de Nita estaba ardiendo y las

llamas ya cubrían gran parte de la misma.

Al acercarse un poco más vio con alivio que los habitantes habían huido de las llamas y se encontraban a salvo.

-Oh Nita, parece que todos han podido escapar del fuego.- Dijo Sila. Tras una pausa silenciosa

mientras observaba con atención, oyó la voz de Nita.

-¡Oooh nooo! ¡Los chicos están atrapados allí abajo!- Gritó ésta. -¡Tenemos que ayudarlos!-Volvió

a gritar. Sila que durante sus 223 años nunca había apreciado a los humanos, al igual que los

humanos no apreciaban a los dragones, dijo.

-Oh Nita ¿Pero no son esos los mismos chicos que te gritan y apedrean? No merecen ser salvados.

-No Sila- respondió Nita con gran calma y firmeza- esos chicos- continuó- eran los que me

gritaban y apedreaban en el pasado, pero ahora están asustados, ni me gritan ni me están apedreando.- Tras escuchar tan sabia

respuesta de boca de una niña que apenas superaba los 9 años, Sila voló velozmente hasta alcanzar el lugar donde se encontraban aquellos chicos muertos de miedo, y cogiéndolos con la misma suavidad con que lo había hecho con Nita, los posó sobre su lomo de uno en uno emprendiendo de inmediato el vuelo en dirección a sus familias.

Ahora, humanos y dragón conviven en armonía sin echar la vista atrás y disfrutando unidos de la amistad que aquel día forjaron las llamas y el gran corazón de aquella dulce niña.

FIN

Ibai Moneo

Comentarios: 3
  • #3

    xsq (miércoles, 14 febrero 2024 18:59)

    w

  • #2

    Amanda (miércoles, 15 noviembre 2023 03:43)

    Me encantó el cuento

  • #1

    COOKIE Y MUSHU (lunes, 04 septiembre 2023 08:11)

    Amoooool si lees eto, me gustó el cuento jsksjsj te smooo